Desde las inundaciones ocurridas en Tailandia en octubre del año pasado, el mercado de los discos duros nunca volvió a ser el mismo, pues esta catástrofe natural fue tomada como pretexto para reformar y consolidar el duopolio entre Seagate y Western Digital, las que han “defragmentado el mercado de los discos duros” y ponen el precio que se les da la gana para sus productos, sin que exista algún competidor que pueda cambiar ello.
Pero los altos precios de los discos duros no son la única preocupación para los usuarios, pues desde fines del año pasado ambas empresas se han puesto de acuerdo para reducir a una mera tercera parte el periodo de garantía que gozaban los discos duros desde hace muchos años, pasando de un periodo de garantía estándar de tres años, a tan sólo una garantía de un año, política implantada tanto por Seagate y Western Digital a sus propios productos, y a los de las divisiones de discos duros que adquirieron (Samsung, Toshiba, Hitachi y LaCie).
Los discos duros magnéticos o HDD (Hard Disk Drive) siempre se han caracterizado por ser un confiable medio de almacenamiento a largo plazo, hecho que era reforzado por la imagen de confiabilidad que sugerían sus garantías de entre tres a cinco años según el modelo; imagen de confiabilidad que ha sido destruida por el actual periodo de garantía de tan sólo un año para los discos duros actuales, lo que podría derivar en que el mercado de los discos duros quede en vías de extinción en un futuro quizá no tan lejano.
Con estos antecedentes no es de extrañar que otros dispositivos de almacenamiento como los SSD cobren cada vez mayor popularidad, pero quizá lo peor para el mercado de los discos duros es que muchos usuarios se preguntan: ¿de que sirve tener un dispositivo de almacenamiento multi-terabytes de largo plazo, si es que este carece de un soporte a largo plazo?
Fuentes: PC Perspective