Uno de los rasgos más distintivos dentro del estereotipo del jugador siempre ha sido la obesidad y/o el sobrepeso: individuos sedentarios que pasan gran parte de su tiempo frente a una pantalla con la mínima o nula cantidad de actividad física. ¿Cuántas veces no hemos visto representaciones de jugadores sentados en su sillón con el control en una mano y una bolsa de frituras en la otra?
Sin embargo, estudios recientes han demostrado que la relación entre el tiempo invertido frente a la pantalla (incluida la TV y la computadora) y el aumento de peso, no es necesariamente el principal factor en el aumento de tallas. De hecho, hace una década atrás, la psicóloga Arlette Perry de la Universidad de Miami, encontró que algunos juegos pueden incrementar la frecuencia cardiaca y la presión sanguínea de la misma forma que caminar a 4 kilómetros por hora.
Algunos podrían suponer que la salida del Wii, junto con la propuesta de Kinect y PlayStation Move podría contribuir en gran medida a resolver el problema: juegos más activos es igual a jugadores con menos sobrepeso; suena lógico ¿cierto?
Lamentablemente las investigaciones no han demostrado ser concluyentes al respecto. Grupos de niños que fueron expuestos a este tipo de juegos que involucran actividad física no presentaron disminución de peso, salvo unos cuántos gramos.
Entonces, ¿cuál es el principal factor? Al parecer, gran parte del problema de salud proviene mayormente de los hábitos alimenticios. Sí, esa bolsita de frituras que permanece al lado del jugador es mucho más responsable que el hecho de gastar horas y horas enfrente de la pantalla.
No es difícil entender por qué se ha culpado a la TV o a los videojuegos de muchos problemas en la infancia. Siempre es más fácil apuntar con un dedo que aceptar responsabilidades.
¿Conoces casos similares?
Fuente: Slate