Según estudio realizado en la Drexel University, vender una Xbox 360 usada quizás no sea una muy buena idea. Esto, porque dicha investigación concluyó que no era muy difícil extraer datos de la tarjeta de crédito del usuario que quedaban almacenados localmente en la consola.
El procedimiento para llegar a tal conclusión fue simple: los investigadores compraron una consola Xbox 360 usada desde un distribuidor autorizado, y con un par de aplicaciones fueron capaces de extraer mucha información del usuario anterior de esa consola, incluyendo el número de la tarjeta de crédito. Y dicen que ellos mismos no son hackers, por lo que cualquiera con el conocimiento suficiente podría hacerlo.
Por supuesto, la preocupación no es menor dado que este es un tema sensible y que el año pasado tuvo un highlight en el famoso hackeo a la PlayStation Network. Sin embargo, desde Microsoft respondieron con un comunicado bastante claro respecto de la situación:
“Estamos llevando a cabo una investigación muy minuciosa respecto a la situación descrita en el estudio. Ya hemos solicitado la información pertinente que nos permitirá revisar la consola en cuestión, y hasta el momento no recibimos ninguna respuesta para responder a las conclusiones de los investigadores.
La Xbox no está diseñada para almacenar los datos de tarjetas de crédito de forma local en la consola, y por ello es poco probable que los datos se hayan recuperado con el método descrito. Adicionalmente, cuando Microsoft reacondiciona consolas usadas, existen procesos que limpian totalmente los discos duros de todos los datos almacenados. Podemos asegurarle a los dueños de una Xbox que la privacidad y seguridad de sus datos es algo que nos tomamos muy en serio.”
El asunto es bastante delicado, aunque por más que sea un estudio de una universidad, pueden haber varias variables ahí de las cuales no se ha hablado todavía. Y aún si el estudio es verídico, llama la atención que nadie lo haya descubierto antes cuando la Xbox 360 no es precisamente una consola indemne al mundo de la scene.
Fuente: Kotaku