El 6 de octubre de 2010 el sueño de Kevin Systrom y Krieger Mike se hizo realidad cuando Instagram, una aplicación para compartir fotos en los dispositivos Apple, llegó al AppStore.
Dos meses después de su lanzamiento la red social consiguió su primer millón de usuarios registrados y seis meses después llegó a los cinco millones, con sólo dos empleados. Para julio de 2011 alcanzó los 100 millones de fotografías subidas a la plataforma y en agosto ese número llegó a los 150 millones, con siete millones de usuarios. En ese momento, la empresa tenía sólo siete trabajadores. Ayer el mundo tecnológico se sorprendió tras el anuncio de que Facebook compró Instagram por 1.000 millones de dólares, el doble del valor que la plataforma tenía hace una semana. Actualmente el software cuenta con más de 30 millones de usuarios, y hace una semana se lanzó la versión para el sistema operativo Android, que en sus primeras horas fue descargada por un millón de personas.
Instagram es una aplicación gratuita para compartir fotos, cuya popularidad reside en el hecho de permitir tomar imágenes parecidas, en formato y color, a las obtenidas en los años ’70 con las viejas Polaroid. El programa cuenta con 17 tipos de filtros, marcos, efectos vintage y además se integra con otras redes sociales como Twitter, Facebook y Flickr, entre otras. De acuerdo a algunas estimaciones se suben cinco millones de imágenes por día. Uno de sus fundadores, Kevin Systrom, rechazó una propuesta de Mark Zuckerberg en 2004, cuando eran compañeros en la Universidad de Stanford, para ayudarlo en el desarrollo de una red social, que hoy se llama Facebook.
Igualmente, colaboró con la creación de Odeo -que más tarde se convirtió en Twitter- y asesoró a Google en algunos de sus primeros productos, como el correo electrónico Gmail y Google Reader. Systrom, de 28 años, cuenta con el 40 por ciento del negocio de Instagram, lo que tras la compra de Facebook significa una ganancia de 400 millones de dólares, con tan sólo dos años de trabajo sobre la plataforma.