En Oklahoma, Estados Unidos, el legislador estatal Will Fourkiller busca que los videojuegos clasificados por la ESRB para adolescentes, edad madura y sólo adultos sean gravados con un impuesto por su temática violenta.
Fourkiller mencionó que esta iniciativa proviene de experiencia propia. Mencionó un incidente en el cual un sujeto le disparó a un oficial de policía y robó su automóvil, posteriormente descubrieron que había estado jugando Grand Theft Auto. También se asombró de que exista un juego llamado Bully, ya que es el tipo de conductas que busca erradicar entre los jóvenes.
Según el legislador, la iniciativa no busca atacar a la industria de los videojuegos, por lo que propone que se aplique un 1% de impuesto para aquellos juegos que atentan contra las buenas costumbres violentos. Lo recaudado irá a un fondo educativo para combatir la obesidad infantil y prevenir el acoso o bullying. Si esta ley es aprobada, entraría en vigor el 1 de julio de este año.
En apariencia es loable la finalidad de esta inicitiva, pero estamos volviendo al viejo cliché de que los videojuegos son una “mala influencia” en los jóvenes. También es conocido que a diario la gente está expuesta a situaciones de sexo, violencia o drogas y no necesariamente deben de convertirse en criminales.
Entonces, la solución al problema no son más impuestos a un videojuego por su temática, sea en Estados Unidos o en otra región. La claves fundamentales son la comunicación entre padres e hijos, la información y sobretodo, aplicar el sentido común y el criterio. Desafortunadamente, eso no es muy común en todos los casos.
