Dragon Age: The Veilguard nos lleva a un mundo de fantasía que muchos ya conocíamos, lleno de detalles que invitan a la exploración y la aventura. Bioware apuesta por una entrega ambiciosa que busca mantener viva la esencia de la serie, aunque no logra alcanzar el nivel de profundidad de sus predecesores.
Con un guión menos cuidado y un sistema de combate que se vuelve predecible, el juego tiene tanto aciertos como desaciertos. Encontramos un mundo que es un deleite para la vista, con ciudades y regiones inexploradas de Thedas, aunque la narrativa y la jugabilidad no siempre logran sostener la misma calidad.
Historia de Dragon Age: The Veilguard
La historia nos pone en la piel de Rook, un aliado de Varric, el querido personaje que regresa en esta entrega. Ambos están en una misión para detener a Solas, un enigmático elfo que amenaza con destruir el Velo que separa el mundo físico del espiritual. Sin embargo, un incidente inesperado libera a dos dioses aún más poderosos y peligrosos, lo que hace que la misión se vuelva aún más urgente. Aun así, estos nuevos enemigos carecen de la profundidad e intriga de Solas, quien sigue siendo el centro de atención en varias misiones secundarias que exploran más a fondo su historia.
A medida que exploramos, encontramos personajes y facciones únicas, pero el guión presenta diálogos repetitivos y un ritmo que, a veces, subestima la capacidad del jugador de recordar eventos recientes. Esto quita peso a decisiones que, aunque afectan el rumbo de la historia, resultan predecibles ya que el juego tiende a informar al jugador de sus consecuencias antes de elegir.
Gameplay
En cuanto a jugabilidad, The Veilguard opta por un combate en tiempo real que, si bien aporta una dinámica entretenida, tiende a la repetición con solo un par de botones que usaremos de manera constante. Si bien podemos dirigir a nuestros compañeros, la mayoría de las veces funcionan de forma autónoma, lo que resulta práctico pero limita el control estratégico.
Las batallas con jefes ofrecen un desafío interesante que exige esquivar y atacar en el momento justo, pero los enfrentamientos comunes tienden a ser monótonos y poco exigentes.
La exploración es otro punto fuerte; podemos recorrer regiones de Thedas no vistas en juegos anteriores, desde los paisajes de Rivain hasta las necrópolis de Nevarra. Sin embargo, el acceso a ciertas áreas está restringido hasta que desbloqueamos misiones, lo cual a veces entorpece la sensación de libertad.
Gráficos
A nivel visual, The Veilguard sobresale. Cada región de Thedas tiene su propio encanto y está meticulosamente detallada, lo que hace que cada viaje valga la pena. Podemos ver desde mariposas que brillan en los bosques de Arlathan hasta esqueletos que limpian las catacumbas en Nevarra.
Los escenarios están llenos de detalles, y los efectos gráficos durante los combates, aunque simples, mantienen un estilo épico en cada golpe. Este nivel de detalle contribuye en gran medida a la inmersión, generando una atmósfera que engancha a pesar de los defectos en otros aspectos del juego.
Rendimiento en PC de Dragon Age: The Veilguard
Dragon Age: The Veilguard brinda en la versión de PC un abanico amplio de configuraciones gráficas, adaptándose a distintos niveles de hardware y permitiendo personalizar la experiencia gráfica. Tiene opciones como DLSS y AMD FSR 2.2 para mejorar la escala de resolución y NVIDIA Reflex para reducir la latencia. Se pueden ajustar parámetros detallados como la calidad de textura, iluminación, oclusión ambiental y efectos volumétricos.
También responde bien en hardware de gama media y alta, brindando un rendimiento estable y buena tasa de cuadros incluso en configuraciones avanzadas. En pruebas realizadas con una NVIDIA RTX 4060, el juego alcanzó un promedio de 122 FPS con la generación de cuadros habilitada, y alrededor de 81 FPS sin ella, demostrando su eficiencia en el uso de tecnologías modernas como DLSS. Para quienes utilicen tarjetas más antiguas, como la GTX 970, aún es posible mantener una jugabilidad aceptable en configuraciones bajas. No obstante, para una experiencia más fluida en alta resolución se recomienda un mínimo de RTX 2070 o equivalente.
Además, la interfaz intuitiva de The Veilguard facilita los ajustes gráficos, mostrando en tiempo real el impacto de cada cambio en el rendimiento. Esto permite configurar rápidamente el equilibrio ideal entre calidad y rendimiento en función del hardware específico.
Sonido, música y ambientación
El apartado sonoro de The Veilguard acompaña bien la experiencia y refuerza el tono de cada momento, aunque los diálogos a veces rompen la inmersión al repetir frases en momentos clave.
La banda sonora se ajusta bien a las distintas áreas y situaciones, y los efectos de sonido son precisos y bien logrados. Sin embargo, algunos personajes carecen de la misma autenticidad que vimos en títulos previos de Dragon Age, y los diálogos entre compañeros pueden ser poco inspirados o incluso incómodos en ocasiones.
Conclusión
Dragon Age: The Veilguard es un RPG con una propuesta ambiciosa, que ofrece hermosos paisajes y una experiencia de exploración entretenida, aunque con varios puntos mejorables en narrativa y combate. A pesar de contar con personajes interesantes, la historia principal y el diseño de misiones no logran sorprender, y el juego parece perder el enfoque en momentos clave. Es un juego que disfrutará cualquier aficionado al género, pero quizás se queda corto para quienes esperaban un regreso a la complejidad emocional y estratégica de entregas anteriores.
Agradecemos a Electronic Arts por facilitarnos un código para su reseña.
Lo Bueno
- Combate dinámico y muy vistoso.
- Muchas opciones de accesibilidad.
- Excelente rendimiento.
- Estilo gráfico muy pulido (aunque más caricaturesco que en entradas anteriores).
Lo Malo
- Narrativa floja.
- Poca influencia de las decisiones de juegos anteriores.
- El combate puede sentirse repetitivo.