La idea no es nueva ni exactamente innovadora, ya que el efecto termoeléctrico se conoce y existen otras tecnologías que permiten hacer lo mismo, pero a un costo mucho mayor.
Como para que vean que esto no es nuevo, los conocidos Peltiers se valen de este efecto, pero en el caso particular del efecto Peltier – descubierto por el Físico Francés Jean-Charles Peltier- permite refrigerar a temperaturas bajo cero grados Celsius, con la ayuda de un flujo eléctrico por el Peltier y además con un gran disipador en el lado que se calienta, mientras que el lado frío toma contacto con el chip a refrigerar.
El gran golpe que dieron estos investigadores del Centro de Nanotecnología y Materiales Moleculares de la Universidad de Wake Forest, es que lograron que nanotubos de carbono pudieran cumplir el mismo propósito, valerse de la diferencia de temperatura entre el medio ambiente y nuestro cuerpo para generar una carga eléctrica útil, produciendo energía y además estos pueden ser fabricados como una tela sintética.
Ahora, a este nuevo descubrimiento le espera un largo camino, ya que su competidor más cercano, el Telururo de Bismuto, semiconductor que hoy por hoy se dice que será el reemplazante natural del silicio en la fabricación de los chips por su inusitada capacidad de permitir el flujo de los electrones por su superficie sin disipar energía en forma de calor, también tiene la capacidad de ser utilizado en materiales termoeléctricos.
Lo que está claro es que el Telururo de Bismuto (Bi2Te3) es mucho más costoso que el Power Felt, ya que el primero por gramo cuesta US $1, mientras que para el segundo con ese mismo dólar estadounidense es posible agregar el Power Felt a toda la carcasa de un smartphone y estamos seguros que con pocos dólares más a un gadget, consola portatil, notebook y técnicamente cualquier cosa.
Ahora, es saludable que exista variedad, ya que cada línea de investigación estará centrada en buscar las fortalezas de su descubrimiento y potenciarlo para que mañana sea el elegido para diversas tareas, desde fabricar chips hasta pensar en reemplazar a los paneles fotovoltaicos.
Por ahora, la nanotecnología y los estudios en materiales moleculares están comenzando a poner luz sobre muchos de nuestros problemas del diario vivir, de una forma que no pensábamos que podría ocurrir, pero lo cierto es que las soluciones a muchos de nuestros problemas están más cerca de lo que pensamos.
Tan solo imaginen, que nuestro auto fuera capaz de alimentar el aire acondicionado con el calor residual del sistema de escape de gases en el caso que el vehículo utilice un motor de combustión interna, o que los asientos del vehículo puedan cargar la batería, o que el techo valiéndose de la diferencia de temperatura en el exterior y en el interior actué como un panel solar, pero de efecto termoeléctrico y no fotoeléctrico.
Las posibilidades de investigación, avance y resultados satisfactorios para nuestro diario vivir son infinitas, ¿qué creen ustedes?.