Tanto que lesearon los tipos de Sony junto a Toshiba e IBM para lograr un poderoso procesador de última generación, para dejarlo botado en la siguiente. Eso será cierto si se confirma el rumor sobre el eventual desecho del procesador Cell en la siguiente consola de Sony, que por hoy llamamos PlayStation 4.
Los encargados de este rumor son las fuentes de Kotaku, ipso facto, tengan una piedra de sal a mano. El detalle dice que Sony no seguiría con Cell, pero no ahonda si la arquitectura PowerPC (antiguos Mac) seguiría en pie o sería desechada por otra, como x86-64 (equipos de escritorio) o incluso ARM (teléfonos móviles). Ante un eventual cambio de procesador, los desarrolladores tendrían otro nuevo proceso de adecuación para aprovechar al máximo el hardware de la consola.
Por ahí dicen que AMD podría servir como la mente maestra detrás del CPU además del GPU como se mencionaba anteriormente. En otras palabras, un chip tipo AMD Fusion que junta un procesador X86-64 unido a una unidad de cómputo gráfico como los últimos productos de la compañía. Esto pondría a PlayStation 4 a la par de un equipo de escritorio, haciendo el desarrollo más fácil, pero sería una apuesta demasiado loca por las molestas semejanzas que produciría. Además, piensen en todo el esfuerzo por entender y sacarle el jugo a Cell, por parte de los desarrolladores, que se iría al tacho de la basura. Hasta yo quedaría apestado.
Es medianamente normal pensar que la siguiente consola cambie sus intestinos. Si recapitulamos la historia de PlayStation 3, verán que Sony no sacó lo mejor del hardware porque simplemente no era lo mejor. El chip gráfico RSX de NVIDIA era bastante menos poderoso que su símil Xenos de XBOX 360, y Cell tenía serios problemas a la hora de leer la escasa memoria compartida de la consola. Fueron dos grandes piedras en el camino de la programación que se tradujo en ports de mala calidad, y declarando a la consola de Microsoft como la ganadora en casi todos los ámbitos técnicos – menos en el Blu-Ray.
Lo esperable sería que tomasen algún procesador hecho por IBM basado en el legado PowerPC como ha sido la tónica durante las últimas generaciones de consolas. Quizás no un chip con un núcleo PowerPC y ocho SPEs, sino algo con más músculo y fuerza bruta que paralelismo y eficiencia.
Como sea, si cambian el procesador, el chip gráfico, o derechamente toda la arquitectura de programación, probablemente se confirme el peor de nuestros temores a la hora de correr esos clásicos para cuando salga la PlayStation 4: cero retrocompatibilidad. Vuelta a pagar nuevamente por esos juegos viejos que ya compraste en la generación anterior.