Recientemente, Unity anunció una nueva estructura de tarifas que cobraría a los desarrolladores en función del número de instalaciones que tengan sus juegos. Esta tarifa estaba programada para aplicarse a las nuevas instalaciones a partir del 1 de enero de 2024 y se facturaría mensualmente. Se esperaba que los cargos variaran según la licencia que el desarrollador hubiera firmado con Unity, siendo la tarifa más alta de $0.20 por instalación.
Sin embargo, esta nueva estructura de tarifas ha generado una considerable controversia entre los desarrolladores, lo que ha llevado a una revuelta contra la compañía. Los desarrolladores argumentaron que las tarifas eran injustas y podrían perjudicar a estudios más pequeños e independientes. En respuesta a la reacción negativa, Unity al parecer está retrocediendo en cuanto a las nuevas tarifas.
La situación sigue evolucionando, ya que Unity busca aclarar los nuevos cargos y los desarrolladores continúan expresando sus preocupaciones. La controversia en torno a los cambios en las tarifas ha tenido un impacto en el precio de las acciones de Unity, con una caída significativa en el valor de las acciones de la compañía tras el anuncio. La comunidad de desarrolladores sigue de cerca los acontecimientos, esperando una resolución satisfactoria a esta disputa.
Este intento de cambio en la estructura de precios de Unity está generando un debate importante en la industria de los videojuegos y podría tener un impacto significativo en la forma en que se desarrollan y distribuyen los juegos en el futuro.
