Partiremos el día con una teoría. De aquellas que entran casi en la categoría de “conspiraciones”, pero en este caso van respaldadas por hechos concretos, cifras que están ahí y que todos podemos mirar. ¿De qué hablaremos? Sobre los precios de los discos duros, la inundación en Tailandia y lo que sería un complot de Seagate y Western Digital para engañar al usuario y subir los costos de manera injustificada. Guau, miau, y todos las exclamaciones del reino animal posibles.
No es primera vez que hablamos sobre esto y de hecho, con anterioridad ya se han culpado a las dos compañías anteriormente mencionadas de operar en un estado de duo-polio, llevándose todo el mercado y haciendo lo que quieren con él, ya que Western Digital absorbió a Hitachi GST y a Toshiba Storage Device, noticia que no teníamos idea hasta ahora y de la cual aún no nos recuperamos por la sorpresa. Por su lado, Seagate compró la división de discos de Samsung y hasta se hizo de LaCie, como si esa empresa valiera algo, pero estaba ahí y se la llevaron, quedando como el distribuidor de discos duros más grande del planeta.
Así que ya sabemos que WD y Seagate tienen el mercado en sus manos. ¿Qué hicieron con él? Primero, retrocedamos en el tiempo. Cuando habían varios participantes en la industria, luchaban entre ellos por sobrevivir en un contexto de libre mercado, donde la guerra de precios era despiadada y se utilizaban políticas de producción en masa para alcanzar productos con bajo costo. Sin embargo, incluso en las épocas cuando vendían poco, de todas maneras se fabricaba mucho, ya que de otra forma no podían alcanzar precios reducidos, provocando que los discos duros se empezaran a apilar en bodegas a la espera de un comprador.
Estaban vendiendo con márgenes de ganancia muy bajos, tenían demasiadas unidades en bodega y además estaban obligados a seguir fabricando mucho, porque si hacían dispositivos de a poco éstos les salían muy caros y si no podían vender lo que tenían guardado más barato, menos iban a poder deshacerse de lo nuevo más caro.
– ¿¡Qué hacemos!? –
Exclamaron mientras corrían en círculos todos los fabricantes. Ahí saltaron Seagate y Western Digital y dijeron:
– “Tenemos una idea. Los compramos a todos ustedes, formamos un duopolio y fijamos los precios. De otra forma esto se viene abajo“. –
Dicho y hecho. Los precios comenzaron a subir lentamente hasta que llegó la excusa perfecta para hacerlos saltar hacia las nubes: la inundación en Tailandia. Si bien el desastre fue real, el valor de los discos creció de manera exagerada. Veamos unos ejemplos y la variación en gráficos:
Según dicen ellos, Western Digital fue la empresa más afectada por la inundación de sus fábricas en Tailandia, lo que al parecer se traspasó al resto de la industria en forma de un tsunami mundial que pasó de visita por Seagate, Toshiba, Hitachi, etc, etc.
Con esto, se empezó a decir que la crisis daba para largo, que en dos años no se iban a recuperar y que los cocodrilos y las serpientes los estaban atacando. Pero en forma contradictoria y al poco tiempo aparecieron las primeras señales de recuperación, que fueron bastantes. Una, y otra, y otra, y otra, y otra vez.
Las buenas noticias para el rubro continuaron: Seagate ha incrementado sus ganancias en un 1182% en 2012 respecto a 2011 (sí, mil ciento ochenta y dos), misma empresa que anunció el gasto de USD$2.500 millones para comprar de vuelta un gran número de acciones de su empresa, las que alguna vez tuvieron que vender cuando las cosas andaban mal. Western Digital hizo exactamente lo mismo al gastar USD$2.000 millones en la re-compra de acciones, como si ambos supieran de antemano que en poco tiempo estos activos valdrán mucho dinero…
Pese a todo esto, el precio sigue arriba y no da muestras de bajar. De hecho, nos siguen diciendo que no caerá en el corto plazo, y acá es cuando nos frotamos la cabeza y decimos nuestro improperio favorito. Y no, no tenemos idea de qué va a pasar, porque no estamos dentro de las oficinas de Seagate y WD para saber qué están tramando, por que al parecer ellos tienen “el toro por las astas”.
Lo cierto es que al crearse la idea de que los discos duros eran escasos, nuevamente el libre mercado hizo su tarea para beneficio de quienes armaron la jugada. El mismo sistema económico que en un principio casi los sepultó cuando había exceso de competencia, ahora los ayuda a generar ganancias excesivas en un régimen de duo-polio, gracias al simple hecho de que en libre mercado si un producto es escaso, entonces vale caro. Nos dicen que hay pocos discos duros y éstos suben de precio. Tal como el oro, los diamantes y las mujeres neozelandesas: hay poco y vale caro.